El mundo enfrenta graves problemas de salud pública: desde el surgimiento y resurgimiento de enfermedades infecciosas y el alto costo de los nuevos medicamentos hasta la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos. Estas cuestiones se abordaron en la 69ª Asamblea Mundial de la Salud.
La situación sanitaria mundial se enfrenta a una serie de desafíos críticos y deben emprenderse con urgencia medidas para evitar que se nos salga de las manos.
Esta es la impresión que ha dejado la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrada en Ginebra del 23 al 28 de mayo de 2016.
La Asamblea Mundial de la Salud es el acontecimiento mundial más importante en el ámbito de la salud pública. Este año, participaron en la Asamblea 3.500 delegados de 194 países entre los que se encontraban los ministros de salud de la mayoría de estos países. Esta reunión de una semana de duración mostró el panorama de los problemas de salud más importantes y las acciones emprendidas o propuestas para abordarlos.
En su discurso inaugural, Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentó una visión general de los logros y los desafíos en materia de salud mundial.
Primero, la directora general presentó las buenas noticias: 19.000 niños menos mueren cada día, la mortalidad materna ha descendido en un 44 %, el 85 % de los casos de tuberculosis se ha tratado con éxito, y se ha producido el aumento más rápido en la historia de un tratamiento para salvar vidas, con más de 15 millones de personas infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que ahora reciben terapia en comparación con las 690.000 personas que recibían tratamiento en 2000.
Según Margaret Chan, la ayuda para la salud ahora es más eficaz y la salud se percibe como una inversión para promover sociedades estables y justas en lugar de como un drenaje de recursos.
Chan indicó asimismo cómo la salud ha pasado de ser un problema local a convertirse en un problema mundial, con la contaminación del aire convertida en una amenaza transfronteriza para la salud que contribuye al calentamiento global, y los patógenos farmacorresistentes propagándose internacionalmente a través de las personas y el comercio de alimentos.
La directora general de la OMS afirmó que los recientes brotes de ébola y zika muestran cómo las emergencias de salud mundial pueden extenderse rápidamente y habló del espectacular surgimiento y resurgimiento de enfermedades infecciosas que el mundo no está preparado para afrontar.
Chan señaló que el panorama de la salud mundial se conforma bajo la influencia de tres desastres de efecto retardado: el cambio climático, la resistencia a los antimicrobianos, y el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles, que son las principales causas de mortalidad en todo el mundo.
Según Chan, estos son desastres provocados por el hombre, generados por políticas que sitúan los intereses económicos por encima de las preocupaciones en materia de salud y medio ambiente. Los combustibles fósiles sostienen las economías, las medicinas para el tratamiento de enfermedades crónicas son más rentables que un tratamiento corto con antibióticos y los alimentos procesados alcanzan unas mayores cuotas de mercado que las verduras y frutas frescas, señaló.
La directora general sostuvo que si no se controlan, con el tiempo estos desastres de efecto retardado alcanzarán el punto de inflexión a partir del cual el daño será irreversible. En lo que respecta a la resistencia a los antimicrobianos, sostiene que «estamos al borde de una era posterior a los antibióticos, en la que enfermedades por infecciones comunes volverán a ser mortíferas».
Con respecto a la manera de avanzar, Chan definió la cobertura sanitaria universal como la meta que apuntala a todas las demás metas en materia de salud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Este tipo de cobertura es la máxima expresión de justicia que deja a nadie rezagado y que puede satisfacer las expectativas de las personas sobre una asistencia sanitaria integral, afirmó.
El discurso de la directora general sirvió de marco para los diferentes debates y resoluciones que surgieron a continuación.
En la Asamblea se acordó que la OMS creara un nuevo Programa de Emergencias Sanitarias para permitir a la organización aborde de una forma más eficaz los brotes de enfermedades y las emergencias humanitarias desde un punto de vista operativo. El objetivo del programa consiste en dotar a la OMS de la capacidad para proporcionar un apoyo rápido, previsible e integral a los países y comunidades y abarca actividades de preparación, respuesta y recuperación para hacer frente a las emergencias y sus consecuencias provocadas por cualquier tipo de amenaza para la salud humana como el brote de una enfermedad y los desastres o conflictos, ya sean naturales o causados por el hombre.
En lo que respecta a la resistencia a los antimicrobianos, muchos países han informado sobre las medidas que han tomado a la luz del Plan Mundial de Acción que se adoptó en la anterior Asamblea Mundial de la Salud de 2015. Varios países en desarrollo han solicitado financiación y tecnología como por ejemplo, equipos de laboratorio, con el fin de identificar cepas resistentes de patógenos y así cumplir el plazo para la elaboración de planes de acción nacionales para 2017.
La OMS elaboró un documento nuevo sobre las opciones para crear un marco mundial de desarrollo y rectoría a fin de respaldar el desarrollo, el control y el uso adecuado de los nuevos medicamentos antimicrobianos y de los instrumentos de diagnóstico. En el mismo documento se informa sobre las medidas que se tomaron el año pasado.
Aunque la Secretaría ha hecho muchos progresos, la implantación de las medidas en el terreno todavía toma mucho tiempo. Por ejemplo, en la región de Asia y el Pacífico solo seis países han finalizado sus planes nacionales y otros cinco aún los están desarrollando.
Al final del debate, Keiji Fukuda, Representante Especial para la Resistencia a los Antimicrobianos en la Oficina de la Directora General de la OMS OMS, afirmó que el próximo año las actividades de la OMS se centrarán en tres elementos: conseguir avances en el Plan de Acción Mundial, desarrollar el marco mundial de rectoría, y fomentar la participación de los líderes políticos para abordar el problema mediante una reunión con los jefes de Estado en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre.
La Asamblea destacó dos problemas relacionados con la nutrición infantil que confirman la necesidad de que los problemas de salud prevalezcan sobre los intereses empresariales. El primero de estos problemas es la obesidad en la infancia y la adolescencia. En 2014 unos 41 millones de niños menores de cinco años presentaban sobrepeso u obesidad, de los cuales el 48 % vivían en Asia y el 25 %, en África.
La Comisión para acabar con la obesidad infantil de la OMS determinó que la promoción de los alimentos malsanos entre los niños era uno de los principales factores para el aumento de la obesidad infantil.
La Comisión recomendó la promoción de alimentos sanos y la que niños y adolescentes reduzcan el consumo de alimentos malsanos y bebidas azucaradas. Además, propuso gravar las bebidas azucaradas y limitar la promoción de alimentos malsanos.
La Asamblea Mundial de la Salud acogió con beneplácito las seis recomendaciones de la Comisión y pidió a la Secretaría de la OMS que elabore un plan de aplicación para orientar las medidas futuras. Además, recomendó a los Estados miembros que elaboren respuestas nacionales para acabar con la obesidad en la infancia y la adolescencia.
Asimismo, la Asamblea aplaudió las directrices de la OMS orientadas a acabar con el segundo de los problemas que hemos presentado: la promoción inadecuada de alimentos para lactantes y niños pequeños. Según estas directrices, para promover el apoyo a la lactancia materna habría que regular el fomento de la «fórmula de seguimiento» y las «leches de crecimiento» destinadas a niños de seis meses a tres años de la misma forma en que se regula la fórmula para lactantes de 0 a 6 meses.
Además, las directrices de la OMS sostienen que los alimentos para lactantes y niños pequeños solo deberían promocionarse en caso de que cumplan con los requisitos de composición, seguridad, calidad y niveles de nutrientes y siempre y cuando estén en consonancia con las directrices nacionales en materia de alimentación. También recomiendan que el personal sanitario no acepte regalos o muestras gratis de empresas que promocionen esta clase de alimentos y que las empresas no patrocinen reuniones de personal sanitario.
En relación con la cuestión del acceso a medicamentos y vacunas, la Asamblea Mundial de la Salud acordó unas medidas para hacer frente a la escasez mundial de medicamentos y vacunas como el seguimiento de la oferta y la demanda, la mejora de los sistemas de adquisición y el fomento de la accesibilidad a través de la concesión de licencias voluntarias u obligatorias para los fármacos costosos.
En nombre del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la India organizó una interesante actividad paralela que gozó de una buena acogida, sobre las repercusiones de los acuerdos de libre comercio en el acceso a los medicamentos.
Tras las observaciones de los ministros de salud de los países del grupo BRICS, Frederick Abbott, profesor de derecho norteamericano y orador principal, compartió las razones por las que las disposiciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (AAT) son más estrictas que las normas de propiedad intelectual de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y dificultan el acceso de los miembros del AAT a medicamentos accesibles.
Michel Sidibé, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), apoyó las declaraciones de Abbott y estimó que los 2.000 millones de dólares anuales que ahora se emplean para tratar a 15 millones de pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) podrían aumentar a 150.000 millones de dólares si no existieran medicamentos genéricos y los pacientes tuviesen que utilizar medicamentos originadores a un costo de 10.000 dólares al año por persona. El ministro de salud de Sudáfrica coincidió con los otros participantes en que las patentes constituyen una barrera para el acceso a los medicamentos.
La contaminación del aire fue otro de los problemas medioambientales destacados. Cada año se producen ocho millones de defunciones debido a la contaminación del aire; concretamente 4,3 millones a causa de la contaminación en interiores y 3,7 millones a la contaminación del aire exterior.
La Asamblea acogió con satisfacción una nueva hoja de ruta de la OMS para responder a los efectos adversos de la contaminación del aire en la salud. Esta hoja de ruta describe algunas medidas que deben tomarse en el período de 2016 a 2019, como la difusión de conocimientos mundiales en relación con las repercusiones sanitarias de la contaminación del aire y la eficacia de las políticas e intervenciones para hacer frente a la contaminación del aire. También tiene como objetivo reforzar los sistemas de seguimiento y presentación de informes sobre las tendencias sanitarias y los progresos realizados hacia el cumplimiento de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con la contaminación del aire, la promoción del liderazgo y la acción coordinada del sector de la salud para aumentar la concienciación sobre la contaminación del aire. Por último, la hoja de ruta pretende fortalecer la capacidad del sector de la salud para responder a los efectos sanitarios adversos de la contaminación del aire mediante capacitación, directrices y planes nacionales de acción.
Las sustancias químicas también tienen que gestionarse de forma adecuada, ya que 1,3 millones de defunciones en todo el mundo se producen a causa de la exposición a sustancias químicas como el plomo y los plaguicidas. La Asamblea Mundial de la Salud se comprometió a garantizar que, para 2020, los productos químicos se utilicen y produzcan en formas que reduzcan al mínimo los efectos adversos para la salud humana y el medio ambiente.
Entre otras cosas, se acordó que los países mejoren la cooperación internacional mediante la transferencia de conocimientos especializados, tecnologías y datos científicos e intercambien buenas prácticas de gestión de los productos químicos y los desechos. La OMS desarrollará una hoja de ruta con medidas orientadas a alcanzar el objetivo para 2020 y las metas conexas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Una cuestión controvertida que ha llevado dos años de negociaciones es la de la colaboración de la OMS con agentes no estatales. La Asamblea Mundial de la Salud finalmente adoptó el Marco para la colaboración con agentes no estatales (FENSA) de la OMS, que dota a la OMS de las políticas y los procedimientos para colaborar con organizaciones no gubernamentales (ONG), entidades del sector privado, fundaciones filantrópicas e instituciones académicas.
Por un lado, existe el objetivo de reforzar la colaboración de la OMS con agentes no estatales. Por otro lado, la OMS debe evitar conflictos de interés que pudieran surgir de una colaboración estrecha con las corporaciones y sus fundaciones, asociaciones y grupos de presión si estos influyen notablemente y de manera indebida en la organización. A las organizaciones de la sociedad civil y a varios países en desarrollo les preocupa la manera como esta influencia de las empresas debilita ya la autoridad de la OMS en materia de salud pública y temen que el FENSA no ayude a revertir sino más bien a reforzar esta tendencia.
Los ODS son un tema de actualidad y la Asamblea acordó los pasos para alcanzar las metas relacionadas con la salud.
En la Asamblea se abordaron las cuestiones para priorizar la cobertura sanitaria universal; trabajar con actores externos al sector de la salud para hacer frente a las causas sociales, económicas y medioambientales de los problemas de salud como la resistencia a los antimicrobianos; aumentar los esfuerzos para combatir el mal estado de salud de madres y niños y las enfermedades infecciosas en países en desarrollo; y centrarse en la equidad dentro de los países y entre ellos sin que nadie quede rezagado.
Se ha solicitado a la OMS que tome las medidas para garantizar que cuenta con los recursos necesarios para alcanzar los ODS y para trabajar con los países y reforzar su capacidad de supervisar el progreso hacia el logro de las metas.
La Asamblea Mundial de la Salud también adoptó muchas otras resoluciones relacionadas con el Reglamento Sanitario Internacional; el control del tabaco; las muertes y heridas producidas por accidentes de tráfico; el VIH, la hepatitis y las enfermedades de transmisión sexual; el micetoma; los servicios de salud integrados; el personal de salud; el plan de acción mundial sobre la violencia; la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles; la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente; y el envejecimiento saludable.
Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.
Publicado en South Bulletin Nº 92, 4 de agosto de 2016.
http://agendaglobal.redtercermundo.org.uy/2016/08/24/asamblea-mundial-de-la-salud/
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