El año pasado, glen allen, de 68 años, comenzó a sentir dolor en el tendón de Aquiles derecho. “Estaba muy sensible al tacto”, dice Allen, “y cuando tenía que sentarme o acostarme, me volvía loco. No recuerdo haber hecho nada que pudiera haberme causado una lesión”.
Identificar la causa del dolor de pie en las personas mayores puede ser difícil. La dolorosa tendinopatía, que incluye a la tendinitis, es más común durante el envejecimiento porque los tendones pierden flexibilidad con los años. El tratamiento es difícil. “El descanso, el hielo y los masajes pueden ayudar”, dice el profesor Hylton Menz. “Si es posible, evita la cirugía”.
Allen, que vive en Nueva York, encontró alivio en la terapia física recomendada por su médico, que consiste en estimulación ultrasónica y eléctrica del tendón. “Fue todo un éxito”, dice. “Ahora puedo hacer casi cualquier cosa, como ir de excursión, correr, montar en bicicleta y remar”.
El dolor de pie relacionado con el envejecimiento se presenta de muchas formas: la tendinopatía es solo un ejemplo. Algunas veces, el dolor puede deberse a deformidades como juanetes. Otras veces, los problemas en los pies son el primer síntoma externo de un problema de salud más grave, como diabetes o artritis.
“Existen problemas muy diferentes en las personas mayores”, dice Menz, profesor de podología en la Universidad La Trobe en Melbourne (Australia). “Hay cambios fisiológicos que suceden en los pies, desde la piel hasta el tejido blando, los músculos, los nervios y la circulación”.
El reconocimiento de esos sutiles y no tan sutiles cambios en los pies puede ayudar a conservar la salud y evitar complicaciones relacionadas con enfermedades graves.
“Debería recomendarse a todos los mayores que revisen con regularidad cualquier cambio en el color, temperatura, sensibilidad o forma de los pies y, si algo les preocupa, que consulten a un profesional de la salud”, dice Menz. “Muchos problemas sistémicos (como la diabetes y la enfermedad vascular periférica) tienen manifestaciones tempranas en los pies, por lo que la detección oportuna de estos cambios puede ayudar a prevenir consecuencias a largo plazo”.
A continuación explicamos los problemas de pie más comunes que afectan a las personas mayores.
Relacionados con la artritis
La artritis de pie, tobillo o dedo gordo puede hacer que sea doloroso caminar. “Más de 100 millones de personas en Europa están afectadas”, dice Devid Biscontini, presidente de los podólogos italianos del Grupo de Estudio de la Liga Europea Contra el Reumatismo de Pie y Tobillo.
La población de personas mayores en la actualidad no se queda de brazos cruzados ante el dolor de pie relacionado con la artritis. La generación nacida en la posguerra ha estado muy activa durante toda su vida, por lo que busca tratamientos para poder seguir en movimiento.
El primer tratamiento que los reumatólogos recomiendan es antiinflamatorios y calzado especial. “Un tratamiento conservador es con plantillas o zapatos hechos a medida”, dice Biscontini, podólogo del Departamento de Reumatología de la Universidad de Perugia y del Departamento de Profesionales de la Salud y Área de Rehabilitación del Hospital de Perugia. “Cuando los tratamientos conservadores fallan, debe considerarse la intervención quirúrgica”.
Los nuevos tratamientos para la artritis grave pueden ayudar a las personas a mantenerse activas. “No hay un solo procedimiento que funcione para todos”, dice el Dr. Matthew Garoufalis, podólogo de Chicago y portavoz de la Federación Internacional de Podólogos, con sede en París. “Muchas veces las inyecciones pueden aliviar el malestar y mejorar la movilidad. Algunas veces se utilizan esteroides, pero en la actualidad usamos factores de crecimiento o membranas amnióticas. Son extremadamente útiles para disminuir el dolor y ayudar a las personas a volver a su rutina”.
Relacionado con la edad
Algunos problemas relacionados con los pies no pueden atribuirse a enfermedades, sino que son comunes entre los adultos mayores, como las caídas. “Puede fallarte el equilibrio o tal vez te molesten los pies”, dice Garoufalis. “En Estados Unidos, cada día 15.000 personas mayores sufren lesiones por caídas. Las caídas son la causa principal de lesiones en las personas mayores de 65 años”.
Hay estudios que demuestran que el tai chi puede ayudar a prevenir caídas en las personas mayores, porque mejora el equilibrio, la marcha y la fuerza. Hace diez años, Gabriel Constans, un hombre de 60 años de California, comenzó a perder el equilibrio debido a una afección en los pies causada por un desorden neurológico y a la pérdida parcial de la audición. Su equilibrio comenzó a mejorar hace cinco años y medio cuando aprendió tai chi; aún lo practica cada mañana.
“No impide que pierda el equilibrio continuamente, pero parece que lo pierdo con menos frecuencia”, dice Constans. “Creo que estaría peor sin esta práctica”.
Usar calcetines con acolchado extra o plantillas, en especial las que amortiguan el talón, pueden mejorar el equilibrio y disminuir el dolor.
Los juanetes también hacen que sea doloroso caminar. Son más comunes en las personas mayores, en particular mujeres. A veces el calzado especial ayuda; en otras, es necesaria la cirugía.
“La cirugía está dictada por el dolor”, dice Garoufalis. “Si te hace cambiar tus actividades diarias, es probable que sea hora de arreglarlo. Hay más de cien procedimientos diferentes para eliminar juanetes”.
Pero la cirugía no es algo que deba tomarse a la ligera. Puede haber dolor durante un par de días o hasta seis semanas después de la operación y la recuperación total puede tardar de seis semanas a un año. La operación tiene riesgos, como la posibilidad de daño a los nervios, además de que el problema puede resurgir. Antes de recurrir a la cirugía, asegúrate de haber agotado todos los recursos como plantillas, inyecciones y medicamentos para el dolor.
Hasta las afecciones indoloras de los pies son más frecuentes con la edad, como los hongos en las uñas. La última generación de medicamentos orales está disponible desde hace casi 20 años. Una de las últimas novedades es el tratamiento con láser. “Los datos son preliminares, pero se considera que es seguro”, dice Menz. “La dosis es baja en comparación con otros láseres para tratamiento médico”.
Toni Coleman, estadounidense de 62 años, contrajo hongos en las uñas cuando se hizo una pedicura en China. Como quería evitar los efectos secundarios del medicamento, eligió el tratamiento con láser. (En casos muy raros, el medicamento oral para las infecciones de hongo puede dañar el hígado. También hay medicinas tópicas pero no son muy efectivas en casos avanzados y, si la uña se engrosa, las cremas tópicas no pueden llegar al hongo). Después de tres tratamientos en 9 meses, ya no tiene hongos. “El láser era la opción obvia, sin efectos secundarios”, dice Coleman.
Otro tipo de dolor de pie puede deberse al exceso de peso, que pone más presión en las articulaciones. Hay estudios que demuestran que las personas obesas sufren más dolores de pie que las delgadas, en especial dolor de talón. Investigaciones recientes sugieren que la acupuntura puede dar alivio.
“La acupuntura es un tratamiento más”, dice Garoufalis. “Las plantillas redistribuyen mejor el peso en la planta del pie. También hay terapias inyectadas, como la cortisona”. Sin embargo, el alivio será de corta duración, ya que las inyecciones no resuelven el problema de sobrepeso.
Relacionados con la circulación
Algunos hombres pueden notar que, a medida que envejecen, el vello que les crecía en los tobillos desaparece. Si bien es posible que los calcetines apretados sean un factor, es más probable que se deba a un problema de circulación.
“Cuando examinamos a un nuevo paciente, una de la primeras cosas en que nos fijamos es el crecimiento del vello en la parte baja de la pierna porque eso nos indica si hace falta o no invertir más tiempo en un examen vascular”, dice Garoufalis. “Podría ser señal de mala circulación arterial hacia el pie o de mala circulación venosa desde la pierna”.
A medida que envejecemos, la sangre circula con menos efectividad, lo que disminuye el flujo sanguíneo hacia los pies. Hacer estiramientos, caminar, poner los pies en alto cuando estás sentado y los masajes en los pies pueden ayudar. “La actividad desempeña un papel fundamental”, dice Garoufalis. “Si no nos mantenemos activos, el músculo de la pantorrilla no puede bombear con efectividad la sangre hacia el corazón”.
Un problema vascular común relacionado con el envejecimiento llamado enfermedad arterial periférica (EAP) provoca una disminución del flujo sanguíneo a las extremidades. En combinación con la neuropatía diabética (entumecimiento causado por daño en los nervios), causa úlceras, cicatrización lenta de las heridas y llagas que pueden pasar desapercibidas hasta infectarse.
Por fortuna, existen tratamientos efectivos para la EAP. Algunas personas mejoran con cambios en el estilo de vida o con medicamentos. Otras necesitan cirugía de derivación o angioplastia para abrir las arterias.
Desde hace poco, la terapia con células madre se ha convertido en una opción. “Los médicos de centros especializados pueden inyectar células madre en los músculos de las pantorrillas”, dice el Dr. Stephan Morbach, angiólogo y especialista en diabetes y director médico del Hospital Marien en Soest, Alemania. “Ya está aceptada como tratamiento vascular de último recurso para pacientes en riesgo de ser amputados por encima o debajo de la rodilla y que no tienen otras opciones de intervención o cirugías”.
Es posible mejorar el flujo sanguíneo a los pies haciendo ejercicio con regularidad.
“La actividad física puede prevenir muchos de estos problemas”, dice Garoufalis.
Relacionado con la diabetes
Cerca de 60 millones de adultos europeos tienen diabetes y la mitad de ellos podría no saberlo. “En ocasiones, un problema en los pies es la primera pista”, dice Garoufalis. “Comienzan a perder sensibilidad; ocurren cambios en la piel y las uñas”.
Las úlceras en los pies son una complicación seria de la diabetes y requie- ren atención médica inmediata. Cerca de dos tercios de las amputaciones son causadas por úlceras en los pies y otros problemas relacionados con la diabetes, así que estar pendiente de tus pies podría ayudar a salvarlos.
“Pon atención a tus pies y sigue buenas prácticas de higiene. Si no puedes, pide ayuda. Si tienes una úlcera, vete al médico lo antes posible”, dice la doctora Kristien Van Acker, jefa del comité de pie diabético de la Federación Internacional de Diabetes, con sede en Bruselas.
Para curar las úlceras, los médicos primero se aseguran de que no haya infecciones o problemas de circulación, luego desbridan la úlcera (retiran quirúrgicamente el tejido muerto), vendan la herida y piden a los pacientes que reduzcan la presión sobre los pies, algunas veces con botas especiales. Investigadores italianos descubrieron hace poco que la inyección de un péptido específico puede duplicar la tasa de cicatrización.
“La mayoría de las personas comienza a buscar ayuda demasiado tarde”, dice Van Acker, “si alguien continúa caminando sobre la úlcera, de nada le servirá usar lo último en productos científicos. Podemos reducir las amputaciones hasta en un 80 por ciento si se canaliza a los pacientes con el especialista dentro de las dos semanas siguientes”.
En 2013, el estadounidense Thomas Matthews se descubrió una úlcera en el pie justo cuando planeaba ir a cazar osos. Fue al podólogo con el coche cargado con la tienda de campaña y equipo de caza.
“El médico me preguntó: ¿Qué prefieres, ir a por un oso o salvar tu pie?”, recuerda Matthews, de 73 años. “Le contesté, ‘Creo que habrá más temporadas de caza’”.
Un año más tarde, tras probar el desbridamiento y los tratamientos tópicos, el podólogo le puso membrana amniótica en la herida, la vendó y limpió con regularidad. En un mes, Matthews estaba curado, pero unas semanas después desarrolló una segunda úlcera causada por complicaciones de una infección.
Esa herida cicatrizó con desbridamiento y un medicamento tópico. “Ya camino con zapatos, sin vendas, nada”, dice. “Conozco a un tipo que tuvo una úlcera al mismo tiempo que yo y en la actualidad tiene una prótesis”.
Nadie se fijará en tus pies si tú no lo haces; pasan la mayor parte del tiempo escondidos dentro de tus zapatos, bajo las mesas, fuera de los focos. Prestar atención a cualquier cambio, problema, pérdida de sensibilidad, decoloración, rasguños o llagas será beneficioso a largo plazo.
“El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden prevenir o al menos retrasar el desarrollo de problemas más graves”, dice Menz. “Identificar algo tan sencillo como un callo y tratarlo puede evitar una ulceración, infección e incluso la amputación en personas mayores con diabetes”.
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